Un humano es un montón de carne y
huesos, kilómetros de carreteras de venas y arterias; El ser humano son miles
de neuronas comunicándose por una larguísima red de nervios. Somos una
infinidad de impulsos nerviosos, somos reacciones químicas y físicas; somos una
maquina orgánica que, aunque imperfecta,
jamás deja de maravillarnos. Pero también somos mente, espíritu y corazón;
tenemos interminables pasillos que recorrer en las habitaciones de nuestra
mente, podemos crear castillos en las nubes con nuestra imaginación; a menudo
sentimos el llamado de nuestro espíritu, este busca algo que se oculta más allá
de lo que nuestros sentidos nos permiten identificar como real; y el corazón,
que físicamente late y late pero simbólicamente nos hace
ser dueños de una de las fuerzas más poderosas que mueven el universo,
el amor.
Con esto no me estoy refiriendo a la manera en que los
humanos expresamos nuestros deseos sexuales y que mal llamamos “amor”; a lo que
me refiero es a una fuerza que universal
que habita en todo y que lo une de una forma diferente a las demás fuerzas
universales. De esta manera pienso que todo el universo es un organismo
viviente y cambiante que se encuentra en eterno crecimiento o desarrollo.
El papel del ser humano en esta
gran actuación es la de replicar el actuar del universo; somos un eco del universo y por ello desde
que somos pequeños nuestra forma de ser y actuar nos guía al crecimiento tanto físico
como espiritual y mental; de ahí la creación de la filosofía, el arte, los
deportes así como toda expresión del
pensamiento, sentir y amar de la criatura que somos. Entonces ¿Por qué el mundo
va tan mal? ¿Por qué todo es un caos? ¿Por qué tanta guerra y tanta matanza? Eso
ocurre porque la humanidad ha perdido su rumbo natural, el programa de
crecimiento y progreso que es natural en nosotros, sin darnos cuenta nos hemos dividido;
nos separan las religiones y la discusión entre las mismas por hacerse ver
como la única verdad; defendemos patrias que no son más que líneas dibujadas
en mapas, vamos a guerras y morimos para defender ese territorio que fue
repartido por unas personas que murieron antes de nuestro nacimiento;
tontamente creemos que tener más posesiones materiales nos hace superiores y
como consecuencia a esto aparece la división y el odio de clases; tenemos
enraizado odios antiguos, el odio racial es un ejemplo de esto, es un
sinsentido que muchas personas aceptan día a día.
Y es justamente el hecho de aceptar
sin cuestionar las ideas y costumbres que imperan en nuestra sociedad lo que
nos mantiene divididos y sumidos en un odio que se pasa de generación en generación;
o aceptas los dogmas o serás marginado, y la marginación es una victoria pues
anteriormente se buscaba la eliminación de
los individuos que desafiaban las concepciones preestablecidas; por eso
es imperante fomentar una actitud que inspire a romper las ideas
preestablecidas, a ser críticos con ellas; una actitud que nos transforme en
algo de lo que los niños que éramos en el pasado estén orgullosos. Recuerda que
quien esclaviza tu mente puede hacer lo que quiera con tu cuerpo; libérate
y saca ese potencial que el universo
planto en ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario