sábado, 17 de enero de 2015

Mis 500 Palabras- Día 15- Humanos

Un humano es un montón de carne y huesos, kilómetros de carreteras de venas y arterias; El ser humano son miles de neuronas comunicándose por una larguísima red de nervios. Somos una infinidad de impulsos nerviosos, somos reacciones químicas y físicas; somos una maquina orgánica que,  aunque imperfecta, jamás deja de maravillarnos. Pero también somos mente, espíritu y corazón; tenemos interminables pasillos que recorrer en las habitaciones de nuestra mente, podemos crear castillos en las nubes con nuestra imaginación; a menudo sentimos el llamado de nuestro espíritu, este busca algo que se oculta más allá de lo que nuestros sentidos nos permiten identificar como real; y el corazón, que físicamente late y late pero simbólicamente  nos hace  ser dueños de una de las fuerzas más poderosas que mueven el universo, el amor.

Con esto no me estoy refiriendo a la manera en que los humanos expresamos nuestros deseos sexuales y que mal llamamos “amor”; a lo que me refiero  es a una fuerza que universal que habita en todo y que lo une de una forma diferente a las demás fuerzas universales. De esta manera pienso que todo el universo es un organismo viviente y cambiante que se encuentra en eterno crecimiento o desarrollo.

El papel del ser humano en esta gran actuación es la de replicar el actuar del universo;  somos un eco del universo y por ello desde que somos pequeños nuestra forma de ser y actuar nos guía al crecimiento tanto físico como espiritual y mental; de ahí la creación de la filosofía, el arte, los deportes así como  toda expresión del pensamiento, sentir y amar de la criatura que somos. Entonces ¿Por qué el mundo va tan mal? ¿Por qué todo es un caos? ¿Por qué tanta guerra y tanta matanza? Eso ocurre porque la humanidad ha perdido su rumbo natural, el programa de crecimiento y progreso que es natural en nosotros, sin darnos cuenta nos hemos dividido; nos separan las religiones y la discusión entre las mismas por hacerse ver como  la única verdad;  defendemos patrias que no son más que líneas dibujadas en mapas, vamos a guerras y morimos para defender ese territorio que fue repartido por unas personas que murieron antes de nuestro nacimiento; tontamente creemos que tener más posesiones materiales nos hace superiores y como consecuencia a esto aparece la división y el odio de clases; tenemos enraizado odios antiguos, el odio racial es un ejemplo de esto, es un sinsentido que muchas personas aceptan día a día.


Y es justamente el hecho de aceptar sin cuestionar las ideas y costumbres que imperan en nuestra sociedad lo que nos mantiene divididos y sumidos en un odio que se pasa de generación en generación; o aceptas los dogmas o serás marginado, y la marginación es una victoria pues anteriormente se buscaba la eliminación de  los individuos que desafiaban las concepciones preestablecidas; por eso es imperante fomentar una actitud que inspire a romper las ideas preestablecidas, a ser críticos con ellas; una actitud que nos transforme en algo de lo que los niños que éramos en el pasado estén orgullosos. Recuerda que quien esclaviza tu mente puede hacer lo que quiera con tu cuerpo; libérate y  saca ese potencial que el universo planto en ti.

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