jueves, 15 de mayo de 2014

etcétera

estaba con el cerebro trabado, las ideas rehuían  de mi y ninguna metáfora se escondía en las esquinas; ahí mismo donde deje llenarse de polvo mis viejas creencias; donde las telarañas cubrían a todos los espíritus del pasado y a las ideas de la infancia; me encontraba distraído, cayendo en espiral a la apatía; mi alma extraña entre los rincones de la realidad, en días estáticos y sin cambio, dejando mis mejores años pasar, lento y seguro me hago viejo.

Lavando la ropa, lavando los trastes, lavando mi cuerpo, mi cara o mi conciencia; siempre hay algo que lavar porque todo se ensucia de modo gradual y de forma perpetua.



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